Descripción de la editorial
En el siglo XVI, los navegantes provenientes de Europa occidental divisaron en el Atlántico Sur un grupo de islas desprendidas de la Patagonia y abrigaron la esperanza de extender hasta ellas el dominio de sus reinos, para proyectar su influencia sobre la región magallánica. Desde entonces y a lo largo de tres siglos, esas islas ejercieron un profundo magnetismo sobre las potencias marítimas europeas.
Entre los variados actores que ingresaron con deseos insulares a esta historia, uno desempeñó un rol de significación especial, en el plano de la realidad material y en el ámbito del imaginario, donde la relación se anticipó y se prolongó: ese actor fue Francia.
Desde el siglo XVI los franceses venían levando anclas para desandar lo imposible sobre el Océano Atlántico, para recrear la naturaleza más allá del ancho mar. Su presencia inicial en el archipiélago malvino, al que llegaron en 1764, fijó para siempre una mirada prístina de la geografía de las islas. Las imágenes trazadas por los pioneros franceses perduraron, se conservaron y constituyeron las primeras visiones de la singularidad de esa región.
Cuando los franceses territorializaron las islas marítimas, se despertó la conciencia insular malvina. En el lenguaje del fin del mundo, el campo visual malvino quedó, para siempre, unido a la América austral, al espacio patagónico."
Rafael H. Saiegh
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Francia en Las Islas Malvinas
Critica de Libros » Francia en Las Islas Malvinas
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