Descripción de la editorial
Se van corriendo. Gil pone el pie en el suelo de cualquier manera y consigue sujetar la moto antes de que se caiga al suelo o vaya a parar encima de alguien. Hay un guirigay de comentarios y risas. Menos a los dueños, que observan muy serios, a todos les hace muchísima gracia. Gil recupera como puede la compostura.
- Lo siento.
-¿Seguro que sabes conducir la moto? -pregunta el dueño.
- Claro. ¿No lo has visto o qué?
- Por eso lo pregunto. Porque lo he visto.
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